ENTREVISA A SAMUEL MONTOUTO · ENTRENADOR DE OPTIMIST DEL MRCYB
Decir que Samuel Montouto tiene los pies muy bien plantados en la tierra es una buena metáfora para explicar su forma de enseñar y educar a los niños, con un gran compromiso y responsabilidad; pero en realidad, Samuel lleva toda su vida con los pies metidos en el agua. El mar ha sido y es protagonista indiscutible de su vida, y el Monte Real Club de Yates el lugar en el que intenta transmitirle a las futuras generaciones de regatistas su amor por el deporte de la vela.
Titulado de Nivel 2 por la Federación Gallega de Vela, lleva años entrenando a los equipos de Optimist del club. Sus alumnos han ido a campeonatos de España, a competiciones por toda Galicia, a clinics del equipo gallego y, en las últimas semanas, han participado en las regatas clasificatorias de clase Optimist celebradas en Sanxenxo y A Coruña. Los que trabajan con Samuel dicen que posee una técnica excelente, pero destacan, sobretodo, la empatía que logra con los niños y niñas a los que entrena.
Samuel, entrenar a niños y niñas tan pequeños (de entre 9 y 15 años) para competir parece algo muy complicado, ¿lo es realmente?
A priori, o visto desde fuera, puede parecer algo complicado, pero nada más lejos de la realidad. Gracias al buen trabajo realizado por los monitores y entrenadores en los equipos anteriores, cuando los niños llegan a mi grupo suelen tener muy buenos conocimientos para iniciarse en la competición y, además, vienen muy motivados para hacerlo.
Quizá la mayor dificultad está dar con las claves para hacer de ellos unos campeones, algo que hay que trabajar poco a poco, con tiempo y paciencia. En todo caso, los regatistas que he entrenado en el MRCYB, pese a su corta edad, se han comportado siempre de forma ejemplar, como auténticas “pequeñas personas adultas”, dispuestas a esforzarse al máximo y darlo todo con cada reto.
¿Cómo trabajas con los pequeños? ¿Cuál es el proceso para que un niño o niña que apenas lleva unos años navegando dé el salto a la competición?
Por suerte, como comenté anteriormente, cuando los niños llegan al equipo de regatas, vienen ya muy rodados gracias al trabajo que se realiza con ellos en los grupos previos que tenemos en el Monte Real, uno de iniciación y otro de introducción a las regatas.
Mi trabajo consiste en trabajar sobre esa base, intentando que los niños escalen puestos en las competiciones. La clave está en ir ampliando poco a poco sus conocimientos y la intensidad de los entrenamientos. Además, trato sus puntos fuertes, para reforzarlos, y también los débiles, para mejorarlos. Y hacerlo siempre sin perder nunca de vista algo que considero esencial en este deporte, que es que el niño tiene que divertirse compitiendo.
Realmente los entrenadores no decidimos qué alumnos tienen que competir, porque son ellos mismos los que lo van demandando. De lo que sí nos encargamos es de valorar sus niveles técnicos, tácticos y psicológicos para la competición, para que lleguen a las regatas con la mejor preparación posible.
¿Qué beneficios le aporta a los pequeños el participar en una competición?
Son muchos, pero yo destacaría dos sobre todos ellos: el afán de superación constante de uno mismo y la creación de vínculos muy estrechos entre los niños.
En cuanto al afán de superación, no me refiero únicamente a la superación constante en el mar, intentando ser mejores cada día, afrontando problemas de olas, viento, corrientes…sino también a la evolución que viven los niños al pasar de una a otra clase. Muchos acaban en Láser, 420, Vaurien…pero Optimist es, junto al Cadete, la base sobre la que iniciar toda una vida de navegación, y donde más debemos cultivar su espíritu de superación.
En cuanto a la creación de relaciones de compañerismo entre los niños, es algo fundamental, sobretodo en estas edades. Con cada entrenamiento y cada regata se crean y refuerzan unos vínculos muy fuertes entre ellos, que hacen que competir en Optimist, pese a ser un deporte individual, sea también algo colectivo, de grupo. Y lo mejor de todo es que, en muchos casos, esos vínculos que se crean durarán toda la vida.
En Galicia, los clubes náuticos han empezado a trabajar cada vez más con sus canteras, con el objetivo de garantizar el futuro de vela en la comunidad. En ese sentido la apuesta es clara, pero ¿qué más hace falta para que este deporte acabe triunfando?
Yo creo que, en cierta medida, ya está triunfando. Tal vez no se ve tan claramente como con el fútbol u otros deportes más mediáticos, pero en las regatas clasificatorias para el ranking gallego de Optimist estamos siendo una media de 120 regatistas, y eso ya es todo un éxito.
Evidentemente, con una mayor ayuda de las administraciones y una mayor difusión en los medios de comunicación, este deporte podría triunfar aún más. Es una tarea en la que todos debemos poner nuestro granito de arena.
¿Cómo es el trabajo del Monte Real Club de Yates a este respecto?
Considero que estamos haciendo un muy buen trabajo en el club. Y eso es algo que se ve en las cifras. En estos últimos años hemos experimentado un crecimiento importante en el número de alumnos que tenemos, tanto en equipos de regatas como en la Escuela de Vela.
Ahora mismo tenemos cinco grupos bien diferenciados de vela ligera. De ellos, cuatro forman parte de una cadena muy bien engrasada. Los niños empiezan desde pequeñitos en iniciación, y dependiendo de las destrezas de cada uno, van pasando de grupo y nivel hasta llegar a la competición, tanto en clases individuales (Optimist), como dobles (Cadete y 420). Son unos 40 pequeños regatistas que apuntan alto y que nos animan a seguir trabajando duramente con ellos.
Y esto no se queda ahí. La continuidad a este sistema se ve reflejada en dos grupos de adultos, uno de vela ligera y otro de crucero. Además, le estamos dando bastante importancia a la difusión de nuestras actividades, tanto en prensa como en las redes sociales, y eso siempre ayuda en la tarea de hacer más visible el deporte de la vela.
Es una entrevista de Rosana Calvo
Si tienes alguna pregunta para Samuel puedes escribirnos a prensa@mrcyb.com y se la transladaremos